Resentimiento, de Rafael Hernández Tristán.

El 15M fue un momento complejo en la historia de España. Desde un punto de vista político y también personal. Eran días en los que se querían tomar los cielos al asalto (aunque la expresión fuera la arenga final de Iglesias en Vistalegre I, retomando lo afirmado por Marx sobre la Comuna de parís), en una expresión global de protesta que ocupaba Wall Street, la plaza Sintagma en Atenas y la Puerta del Sol de Madrid. 

En ese marco temporal, un grupo de profesionales que se pueden englobar en la gauche caviar viven el momento con cierta congoja. Hijos que están a la izquierda de donde estaba la izquierda neoliberal con problemas similares a los de hoy; con problemas de vivienda y de desarrollo vital. Inquietudes por el futuro profesional, dificultades para sacar adelante los proyectos. Pero un contexto en donde se hace vida normal, se disfruta de los restaurantes del barrio de Argüelles, se tienen pasiones, enfados en la pareja y se producen reencuentros de amistades que hace mucho que no se ven. 

Este es el contexto de la última novela de Rafael Hernández Tristán, Resentimiento. Un contexto que para todos, incluso para el autor, fue un tiempo de cambio. Pero en todo este ambiente, uno de los protagonistas, Carlos Garcerán, desaparece sin dar noticias, a pesar de que a los ojos de todos le va razonablemente bien en la vida, con un trabajo excelente, proyectos de futuro y una pareja espectacular. Pocos días después, aparece muerto en circunstancias extrañas, en un piso que no es el suyo y con todos los elementos para que su fallecimiento aparente ser un suicidio. Tal fue el primer juicio policial.

Fernando Tovar, uno de los mejores amigos del médico de ese grupo no se cree la “versión oficial”. Inicia, en consecuencia, un camino para ver cuál es la causa final del fallecimiento. Una causa que tendrá su verdad oficial y su verdad real, que no tienen que concordar necesariamente. Y sus consecuencias terminarán en Mozambique. Todo lo cual esclarecido por un aprendiz de detective, con pocos medios y la fuerza de la amistad.

Las novelas de Hernández Tristán se caracterizan por una ambientación muy buena. En este caso, en un Madrid que conoce bien, el del barrio de Argüelles donde tiene una gran trayectoria tras su paso por la Universidad Complutense, donde fue un referente de su Facultad y del equipo de Gobierno de la Universidad entre 2003/2011. Y no, no viene de una Facultad de humanidades, sino de la de Biología. No sería de extrañar que su gran conocimiento del comportamiento animal, en donde es un gran experto, le haya permitido exteriorizar unas relaciones humanas complejas como las que están en la trama de Resentimiento.

Y unas relaciones personales que recuerdan a las de las novelas de Petros Markaris y su inspector Jaritos, articuladas sobre una mesa y una botella de vino. Unas relaciones en donde la amistad y las relaciones familiares constituyen un valor esencial, y que dan sentido a ésta y otras de sus obras literarias. Algo muy alejado de la fría novela negra escandinava, que tanto ha salido en las páginas de este blog.

Sólo cabe leerlo.

Resentimiento

Resentimiento

Autor: Rafael Hernández Tristán

Editorial: Octubre Negro (2025)

260 páginas

 


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